

Al menos, de momento.
Los motivos, si es que hay alguien interesado en saberlo, son que, bueno, ahora mismo no tengo tiempo para Mike.
Por hacer un poco de historia, la idea original me vino en 2003, gracias a un corto sobre Star Wars que jamás llegamos a rodar porque, bueno, a parte de no poder, las ideas se fueron volviendo cada vez más barrocas. Baste decir que el protagonista,aprovechando todo el temita de los Midiclorianos que convertían a los Jedi en un virus con ínfulas, era un hombre normal que, al salvar a un Jedi de un reactor nuclear, era mordido por este y le traspasaba sus poderes (el jedi en cuestión tenía forma de saltamontes, por lo que el protagonista heredaba también alguno de sus rasgos, como hacer “tic” de vez en cuando). En fin, que acogía a un padawan y se lo llevaba a Coruscant para que le admitieran en la academia, pero se topaban con un Sith espontáneo, una persona normal con carácter agrio, siempre enfadado que, en un día muy malo, se convertía en un Sith y se cargaba al falso Jedi.
La cosa no fue adelante, pero el Sith, inspirado en la persona de carne y hueso que lo habría interpretado, siguió en mi cabeza. Algo hizo clic y surgió la idea del villano siempre furioso al que un héroe lobotomizaba y lo llevaba a vivir a un tranquilo barrio residencial con la tapadera de ser un hombre casado con un oficio y una vida rutinaria.
Hice unos pocos diseños, pero entonces no tenía la constancia que tengo ahora y nunca lo desarrollé.

Y esa es la historia.
De momento, este será el final (que no es el que pensé originalmente, que ese me lo guardo por si acaso), así que espero que la hayáis disfrutado o, al menos, no hayáis pensado que era una mierda absoluta.
Os queda, al menos, releer todas las tiras, a ver si le encontráis algo nuevo o, al menos, un poco más gracioso.
Gracias por leerla.
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